lunes, 9 de marzo de 2015

PRE-TEXTO (S)

Habitar espacios.
Difuminarlos en el espesor.
El tropo innumerable, opaco, necesario, metafórico.
Puesta en juego.
Toda poética habita una necesidad topológica, y el instante muta. La escucha del silencio, con ella hermanado.
Su estructura misma, ese “ver disconforme en tanto que se es”.
Fabular el obstáculo.
Como Edipo, todo debe quedar en un triunfo sublime sobre su propio peligro. El triunfo, parte de él, al menos, está en toda poética.
El peligro es lo real.
La captación de lo verdadero, su atisbo, aplicando la forma matemática del poema, conduce a un dominio creciente de lo natural.
La realidad lógica e indestructible debe ser, en efecto, derruida por la palabra.
Restringir lo inefable, simplificarlo, y (re) construir de nuevo.
Nombrar aquello, emancipado de la dinámica del mundo, discernir lo perverso del intelecto.

Volar lejano, volar, al fin, en la síntesis de todos los juegos del lenguaje.


Fotografía (c) Alberto Di Cesare

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